viernes, 3 de diciembre de 2010

TENER MADRE
Tener madre es tenerlo todo, tener madre es lo que nos iguala a todos los seres humanos, sin distinción de raza, sexo o religión. Es la “constitución” más respetuosa con la verdad. Nadie existe sin madre, a nadie se le priva de tenerla.

Tenerla es el todo. Goza uno de su calor, de su leche, de su cariño, de su abrigo, de su enseñanza, de su cobijo, de su preocupación, de su guía, de su confianza, todo, que en definitiva es, de su amor. Mucho más que lo que pedimos al nacer nos ha de dar. A veces hasta la vida para que nosotros podamos ser.

La tenemos al nacer y sigue presente en todos nuestros actos mientras vive. Nunca desaparece su amor y, por tanto, es nuestro más seguro patrimonio, imperecedero. Todo podemos perderlo menos la madre. Si ella falta sólo será por mandato divino, cuando acuda al Padre a rendir las últimas cuentas de su maravilloso quehacer.

El Día de la Madre, es un día ideal para homenajearla, decirla que la queremos, que agradecemos sus desvelos por nosotros y que sabemos muy bien el significado de su presencia, así de cómo su ausencia lo saben perfectamente los que ya no la tienen cerca.
La madre preside toda nuestra existencia pues fue ella quien nos la brindó.
Sincero homenaje a quien es el nudo que nos enganchó a la vida, quien no paró de serlo hasta estar segura de que teníamos vida, ánimos y fuerzas para caminar solos. Cambió el nudo por el compromiso de velar, de seguir, de observar ese caminar y lo hizo igual de bien que cuando era la única mano, el único cordón, que nos enganchaba a la vida. ¡¡Qué ejemplo!! Que muchas mujeres no quieren ser.

Madre es una de las palabras más bellas, con más significado, una de las que más veces pronunciamos a lo largo de nuestra existencia. Hoy adquiere una dimensión especial por ser su día, puesto que el día de la madre será todos los días mientras existan hijos que las amen. Repitámosla con fuerza y cariño, con entrega y amor. Los mismos que ella supo depositar sobre nosotros sin esperar que fuera nuestro día; siempre, día a día.

¡¡Te quiero madre!! Es el mejor regalo que hoy puedo entregarte, sabedor que es también el que más esperas, el que más deseas. Vive este día como aquél en el que somos los hijos quienes tenemos la obligación de celebrar, de mantener el preciado regalo de la vida que nos diste. Todos los nacidos tienen hoy esa cita y ese deber.

A la mía le dedico estas líneas, pero también a todas cuantas lograron, y supieron, que ser madres era el mayor regalo que les dio Dios y que podían repartir. Gracias a todas por vuestra generosidad. Siempre. Y evoco, en este día, la remembranza de aquel 8 de diciembre en que, el mundo cristiano, celebraba el DIA DE LA MADRE.

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